VIAJE A MANCHESTER

Este mes de junio de 2010 he tenido la oportunidad de hacer un viaje rápido a Manchester, y me vais a permitir que os deje algunas impresiones.

Como es habitual, el viaje lo realice en coche, para lo que a la ida fui en el ferry de Santander a Plymouth y a la vuelta vine desde Porstmouth.

El viaje a Plymouth es un poco más rápido (tardó unas 19 horas en ir y unas 25 en volver). Además de que Plymouth está un poco más cerca, la diferencia yo la atribuyo a la corriente del Golfo, que sube por el golfo de Bizkaia y a la ida te empuja y a la vuelta te frena. (Igual no es cierto, pero tiene su lógica).

llegada al puerto de Plymouth

Desembarcamos en Plymouth a las 10 de la mañana salimos hacia el norte, pasando por los alrededores de Exeter, Bristol y Birmingham, donde pillamos un atasco de una hora en la autopista, que parece que suele ser crónico y permanente.

El paisaje de la campiña inglesa es idéntico a lo largo de los más de 400 km de distancia: suaves ondulaciones, con prados separados por setos y pequeños bosquetes y vacas lecheras pastando en grupos de unas 100.

Llegados a Manchester por la tarde del viernes, y dimos una vuelta por el centro para hacernos una primera impresión de la ciudad. Las calles un poco sucias, en obras, y edificios variopintos, intercalando construcciones solemnes de principios del siglo XX, con algunas moderneces y restos industriales.

Hotel Midlands de Manchester

edificio modernista

uno de los edificios de la Universidad de Manchester

Como además había partido de la selección inglesa en el Mundial, los bares con tele tenían gran animación, y muchos seguratas en la puerta.

El sábado visitamos el Museo de la Técnica (bueno, se llama de otra forma pero es de eso).  Tiene algunas salas dedicadas a los científicos ilustres de Manchester, como Joule (sí, ese el de los julios, que aparecen en el libro de Física) que estudió la transformación del calor en energía, supongo que para mejorar el rendimiento de las maquinas de vapor en las industrias del siglo XIX que poblaban Manchester, y Rutherford, aquel que bombardeaba una lamina de oro para descubrir que hay “agujeros” entre los átomos.

este es Joule

y esta es la lamina de oro de Rutherford

También hay una señora que hace demostraciones del funcionamiento de las maquinas de tejer algodón, que por algo le llamaban “cottonopolis” a Manchester. Parece que todos se dedicaban al esta industria del algodón.

maquina que va formando el hilo de algodon

A la tarde fuimos a otro Museo, que es sucursal del Imperial War Museum, que no tiene muchos objetos pero que proyecta continuamente audiovisuales de gran formato sobre las Guerras Mundiales.

el antiguo puerto de Manchester

Está en una antigua zona portuaria, cerca del campo de Old Trafford. Aquí han hecho lo mismo que en Bilbao, Londres o Liverpool: se coge una zona con  fabricas abandonadas, se pone un Museo de mucho diseño, unos pisos caros y unos centros comerciales. Tampoco es que hayamos hecho nada novedoso en Abandoibarra

Luego acabamos en un gran centro comercial, que es como la apoteosis del lujo falso. Mármol y purpurina a espuertas.

centro comercial de Trafford

El domingo fuimos a Liverpool, a unos 60 kilometros de Manchester (o 40 millas que dicen ellos. Se resisten al sistema métrico decimal)

En esta ciudad, al entrar, están las dos catedrales, la católica, muy moderna, donde van los irlandeses que al parecer abundan en Liverpool, y donde estaba celebrando misa el Arzobispo, y la anglicana, enorme, que parece gótica pero que también la acabaron después de la guerra.

La catedral católica

…y la anglicana

Después bajamos a la zona del puerto, y como era de esperar la zona de los antiguos almacenes portuarios se ha trasformado en restaurantes, zonas comerciales y un bonito museo marítimo, dedicado sobre todo a la guerra en el Atlántico durante la II Guerra Mundial, en la que destacó el puerto de Liverpool y al tráfico de esclavos en el siglo XVIII, en el que también destacaron los de Liverpool.

El museo maritimo de Liverpool está en unos antiguos almacenes portuarios

Luego dimos una vuelta por la parte antigua de la ciudad, con visita al local donde empezaron los Beatles (en The Cavern, un bar situado en un segundo sótano, que me produjo una gran claustrofobia. Seguro que cuando la guerra lo usaron de refugio para los bombardeos)

El lunes por la mañana  visitamos el Museo de la Universidad. Es muy pedagógico y estaba lleno de grupos de escuelas. A la tarde visitamos los varios complejos comerciales del centro de la ciudad y empezamos a prepara la vuelta.

El martes salimos hacia Portsmouth, y también sufrimos algún atasco por la autopista. A la tarde haciendo un pequeño desvió, cerca de Salisbury, llegamos a Stonehenge. El sitio no tiene nada que no hayamos visto mil veces, pero hacía ilusión ver en la realidad lo que hemos visto en tantas fotos. (Aviso: Se ve lo mismo desde fuera de la valla, sin pagar que desde dentro pagando).

Luego al atardecer llegamos a un camping cerca de Portsmouth. Por cierto se nota la latitud, porque a las 10,30  de la tarde todavía hay luz,  y a las 4,30 de la mañana ya está claro. Hay que tener en cuenta que era  por San Juan, en los días más largos del año.

en el camping

base naval de Portsmouth

El dia siguiente cogimos el ferry por la mañana, pasando por entre media flota inglesa, y tras una tranquila travesia, de vuelta a Santander y Bilbao.

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